X) ORIGEN DEL CONOCIMIENTO:
La pregunta que identifica a este problema
puede plantearse así:
- ¿cuál es la «fuente» y el «fundamento» del conocimiento? ¿«de dónde proceden» los conocimientos y qué es lo que le da «validez»?
- ¿Es el conocimiento producto exclusivo de los sentidos o lo es de la razón? ¿Son ambas facultades en conjunto las que posibilitan el conocer?
Siendo el hombre un ser espiritual y
sensible, es lógico que nos interroguemos acerca de la FUENTE del conocimiento:
la RAZÓN o la EXPERIENCIA.
EL RACIONALISMO:
El «Racionalismo» sostiene que puede
conocerse con ayuda de la sola razón, gracias a la cual se enuncian
proposiciones que son «necesarias» (que expresan verdades respecto de cosas que
no pueden ser de otra manera) y «universales» (verdades que valen para todos
los casos).
Un saber que realmente merezca el nombre de
conocimiento tiene que ser necesario y universal. El conocimiento que proporciona
la experiencia –que es de lo «contingente» y «particular»– no es verdadero
conocimiento. El único conocimiento propiamente dicho es el que proviene de
la razón por sí sola. Esta razón tiene la capacidad de alcanzar no las
apariencias o manifestaciones de la realidad (es decir, los fenómenos de la
experiencia sensible) sino la realidad misma, el fondo último de las cosas; de las
cosas «tal como son».
René DESCARTES –representante de esta
posición gnoseológica– demuestra que solamente a través de la razón se puede
conocer la existencia de uno mismo, la existencia de Dios y la realidad del
mundo que nos rodea. Una forma de conocimiento MATEMÁTICO ha servido de modelo
a la interpretación racionalista del conocimiento. Los representantes del
racionalismo –DESCARTES, SPINOZA, LEI-BNIZ– proceden de la matemática o han
estado vinculados a esta forma de conocimiento (con aportes originales).
EL EMPIRISMO:
El «Empirismo» sostiene la tesis contraria:
el único conocimiento legítimo, y el fundamento en general de todo
conocimiento, es la «experiencia» sensible. El aporte de la razón es limitado:
el conocimiento que ella suministra es simplemente el análisis y la ordenación de
nuestras ideas.
Según el empirismo, no puede conocerse
absolutamente nada acerca de las cosas en sí (de la «esencia» de las cosas),
sino sólo los fenómenos que se dan en la experiencia. Más allá de la
experiencia, nada puede afirmarse: por tanto es imposible abrir juicio sobre la
existencia del alma, de Dios o cualquier otro objeto «meta-físico»: de ellos no
hay conocimiento, porque no hay experiencia posible.
El empirismo gnoseológico sostiene sobre todo
que la validez de todo conocimiento radica en la experiencia. No hay «a priori»
(es decir, independientemente de la experiencia) algo que la razón pueda “aportar”
al conocer. Todos los conceptos, incluso los más generales y
abstractos, proceden de la experiencia. La experiencia, sin embargo puede ser
doble: «interna» y «externa»; es decir, experiencia de nuestras sensaciones
interiores y del mundo exterior. Los autores que pueden considerarse
representantes típicos son LOCKE y HUME (representantes de filosofía inglesa del
siglo XVII y XVIII). Su aporte más valioso fue el afirmar el valor de la
experiencia frente al racionalismo.
XI) CRITERIO DE VERDAD:
Si hay un conocimiento verdadero,
- ¿en qué podemos conocer esta su verdad?
- ¿cuál es el criterio que nos dice –en el caso concreto– si un conocimiento es o no verdadero?
- ¿Cuál es el «criterio» de la verdad en relación a lo que conocemos?
- ¿Cuál es la «norma» que nos permite reconocer la verdad como tal?
El mismo problema de la VERDAD –de su
definición y posibilidad, de su expresión y transmisión– constituye un motivo
de estudio y minucioso análisis por parte de la GNOSEOLOGÍA.
Veamos ahora cuáles son los «criterios de
verdad» que a lo largo de la historia de la filosofía se han formulado:
a)
La verdad como «CONCORDANCIA»:
La
verdad es la «concordancia» del pensamiento, de nuestros juicios, con las cosas;
es la «adecuación» entre el entendimiento y la cosa: correspondencia entre
pensar y ser.
b) La
verdad como «COHERENCIA»:
Una
verdad es tal si hay «congruencia» entre ella y otras verdades: es verdad por
su relación con otras verdades dentro de un sistema. Un enunciado es «verdadero»
no porque concuerda con una supuesta realidad independiente de él, sino porque
es «coherente» –dentro de un sistema– con otros enunciados.
c) La verdad como «EFICACIA»:
La
esencia de la verdad consiste en su índole «progresiva»; la verdad “crece” y se
desarrolla a través diversas etapas superando errores. No hay verdades fijas,
ideales, eternas; la verdad de una afirmación, de una doctrina o teoría, reside
en los RESULTADOS que de ella se obtengan. Si la verdad fuese inmutable, el
progreso del conocimiento no sería posible.
d) La verdad como «VERIFICABILIDAD»:
La
verdad de un juicio se asegura a partir de su verificalidad. Si no hay comprobación posible, formas de «verificar»
lo que se afirma, entonces el juicio que se establece no es ni verdadero, ni
falso.
e) La verdad como «EVIDENCIA»:
Evidencia
deriva de «ver»; la verdad es «lo que se ve». La evidencia es la claridad misma
de lo que aparece imponiéndose con tal claridad al espíritu que resulta
imposible su no aceptación. El estado subjetivo que acompaña a la evidencia es
la CERTEZA.
f) La
verdad como «AUSENCIA DE CONTRADICCIÓN»
Una
afirmación, comprobada en un número determinado de casos, será verdadera en
tanto no aparezca el caso que la contradiga, es decir, nunca se ha demostrado
que sucediese lo contrario. La verdad está condicionada a la contingencia de
futuras comprobaciones que obliguen a abandonarla.
g)La
verdad como «AUTORIDAD»:
La verdad
como «autoridad» se establece a partir del testimonio que de alguien que consideramos
digno de absoluta confianza; y nuestra certeza es –en el caso de afirmaciones
hechas por esa autoridad– una «certeza moral». Corrientemente aceptamos este
criterio cuando afirmamos que algo «se ha comprobado» cuando en realidad todo
lo que sabemos es que determinadas personas (autoridades en la materia dignas
de confianza para nosotros) lo han sostenido.
XII) CONCEPTOS GNOSEOLÓGICOS IMPORTANTES:
a) CERTEZA:
La «certeza»
no puede ser confundida con la verdad. La verdad una propiedad de nuestros
juiciosa sobre lo real; nuestros juicios son verdaderos cuando muestran su
conformidad con la realidad. He aquí lo que podríamos llamar el carácter
primario del conocimiento. Complementariamente, la «certeza» tiene un carácter
secundario: es un estado del espíritu respecto de la verdad (por eso no
puede hablarse de certeza errónea). Concierne no al aspecto lógico, sino
psicológico y subjetivo del juicio: es el grado máximo de fuerza o
determinación con que el espíritu afirma su juicio. La certeza es el estado del espíritu que afirma sin temor de equivocarse,
que está determinado a un juicio y se adhiere firmemente a él.
b) IGNORANCIA:
Es la
ausencia de todo conocimiento relativo a un objeto, el vacío del espíritu. No
es siempre un mal; sólo lo es cuando falta el conocimiento cuando debería
existir. El idioma latino distinguía el término nesciencia, el cual aludía simplemente a la
ausencia de conocimiento, del vocablo ignorantia, que remitía al desconocimiento de
aquello que se debería tener conocimiento. Lo que siempre está mal es “ignorar”
la propia ignorancia, es decir, despreocuparse de conocer aquello que debería
conocerse.
c) DUDA:
Es la
simple suspensión del juicio. El
espíritu está aquí suspendido entre el sí y el no, porque no percibe ninguna
razón determinante para afirmar o negar algo (esto de denomina duda negativa), o
porque percibe razones iguales para afirmar que para negar (duda positiva). Es
el estado en el que el intelecto fluctúa entre la afirmación y la negación de
una determinada proposición, sin inclinarse más a un extremo de la alternativa.
La duda es «parcial» cuando sólo suspende uno o varios juicios relativos a
algún aspecto de lo real y es «universal» cuando suspende todo juicio. Es «metódica»
cuando se la toma como medio para descubrir la verdad. La duda (parcial,
metódica) es el engranaje de la vida intelectual. Abstenerse de afirmar algo
cuando no se tienen razones para sostener el juicio es prudencia. No se debe
confundir duda con pregunta. Cuando se formula una pregunta no se duda porque
todavía no existe un juicio (una respuesta) para suspender; solamente se tiene
consciencia de la propia ignorancia y del deseo de saber. No es lo mismo
preguntar si existe Dios y dudar de Dios...
d) CONJETURA:
Es una
tendencia a emitir un juicio demasiado “débil” (una tendencia hacia la afirmación
de algo de lo que tenemos algunos indicios reales o algunas “sospechas”) para
ser afirmado con certeza. Es una tendencia que –en cuanto conjetura– se queda
en el estado de aproximación a la verdad...
e) OPINIÓN:
Es un
juicio, pero no dado aún firmemente, formulado con explícito o implícito temor
a equivocarse, reservando la posibilidad de que el juicio contrario sea verdadero.
Aunque el temor pertenece a la afectividad, analógicamente está aplicado al
intelecto: el peligro está en que el juicio afirmado sea falso, que las cosas
sean de un modo distinto que como lo pensamos. El temor a equivocarse es la
conciencia de que los motivos para afirmar son solamente probables. Las
razones que impulsan no determinan suficientemente al entendimiento para que se
pronuncie totalmente en algún sentido. La mente asiente a una de las partes,
pero sospechando que la opuesta puede ser verdadera. Pertenece a la esencia de
la opinión el que el asentimiento no sea firme. La opinión es de suyo una
estimación ante lo contingente, aquello que puede ser y no ser. Como no todo es
contingente, no todo es opinable.
Las
dificultades (morales si se quiere) aparecen cuando la opinión está firmemente
asentada en el espíritu y se afirma sin temor. Por estar fundamentada en un
motivo probable es, en sí misma, una simple opinión tomada equivocadamente por
certeza. En la práctica, es importante discernir entre la opinión y la certeza.
Tan injustificado es tener lo cierto por opinable como lo opinable por cierto.
Tener criterio es, en buena parte, saber discernir las distintas situaciones en
las que se encuentra la mente en cada momento.
Actividades
para el punto XII:
1.
Buscar diversos ejemplos de cada una de las situaciones planteadas:
certeza, ignorancia, duda, conjetura, opinión. Ej. “Tengo certeza de que las
cosas ocurrieron así porque yo estaba presente allí cuando sucedieron”
2.
Buscar algunos recortes periodísticos donde se expresen certeza, ignorancia,
duda, conjetura, opinión.
3.
Describe al menos 5 principios morales y comenta qué actitud haz
personalmente asumido respecto de ellos (son certezas, opiniones, cabe en ellos
la duda, etc. –Justifica). Puedes hacer lo mismo respecto de principios
políticos, religiosos, futbolísticos, etc.).
Fragmento adaptado (Fuente: "Filosofía, Historia, Problemas, Vida" de Jorge Eduardo Noro, Ed. Didascalia, Rosario, 2012.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario