martes, 22 de mayo de 2012

EL CONOCIMIENTO HUMANO II


VIII) LA POSIBILIDAD DEL CONOCIMIENTO

Hemos visto que el conocimiento significa una correlación entre un sujeto y un objeto que entran en contacto mutuo: el sujeto aprehen­de el objeto; el objeto determina al sujeto.
Frente a ello, lo primero que cabe preguntar desde la filosofía es si esta concepción es justa, si tie­ne lugar realmente este contacto entre el sujeto y el objeto.

  • ¿Puede el sujeto aprehender realmente al objeto?
  • ¿Es posible el conocimiento?
  • ¿Es posible el conocimiento infaliblemente «cierto»?
Estas preguntas vinculadas a la «posibilidad» misma del conocer han suscitado diversas respuestas a lo largo de la historia del pensamiento filosófico:

a) DOGMATISMO:

Para la posición gnoseológica que históricamente se ha conocido con el nombre de dogmatismo, el conocimiento humano es un «hecho» no una «posibilidad». El hombre conoce y todo lo que podemos preguntarnos acerca de ese conocimiento es en qué consiste y cuáles son sus alcances y su valor. Conocemos y eso prueba que podemos conocer.
«Dogmatismo» es lo opuesto a «escepticismo» y consiste en la confianza indubitable frente a la posibilidad de conocer. Se considera también «dogmático» al filósofo que sin haber reflexionado sobre el conocimiento, da por supuesto que este es posible y sin limitación alguna. En realidad el calificativo de dogmático no es acuñado por sus re­presentantes sino, por los escépticos para designar a aquellos que no se han detenido a investigar la posibilidad del conocer.
Ampliando el alcance del término, podemos señalar que el «dog­matismo» es la confianza en los principios y en las verdades que se postulan dentro de un sistema filosófico. Es por ello que cualquier filósofo que haya elaborado un «sistema» (un conjunto de verdades) puede ser considerado –en este sentido– «dogmático». Sin embargo el dogmatismo gnoseológico tiene un alcance más restringido.

b) ESCEPTICISMO

Es la actitud crítica que niega, en general, la posibilidad del conoci­miento. El término «escepticismo» significa “mirar cuidadosamente”, “vigilar”, “examinar atentamente”. Asume diversas formas u orientaciones:

  • se limita a dudar de la posibilidad del conocimiento.
  • duda de la posibilidad de demostrar la verdad del conoci­miento.
  • no hay ningún saber firme, ni puede encontrarse nunca ningu­na opinión absolutamente segura.

El escepticismo total es imposible: puedo dudar de todo, pero no puedo dudar de lo que dudo ni de mi existencia mientras ejerzo el acto de dudar a través de mi pensamiento. Si dudo, pienso; si dudo, soy.
Hay un escepticismo, sin embargo, que recurre a la duda como método para encontrar el punto de partida indudable que permita construir un conocimiento seguro y un verdadero sistema de verdades. Ten­dencias escépticas se observan en toda la historia.

IX) ESENCIA DEL CONOCIMIENTO:

Aunque la descripción fenomenológica del conocimiento nos ha mostrado la correlación «sujeto/objeto», cabe preguntarse si lo afirmado es lo justo.

  • ¿No es, en realidad, el SUJETO el que en el acto de conocer DETERMINA al OBJETO?
  • ¿O ocurre en verdad como afirmamos precedentemente que es el OBJETO el que DETERMINA al SUJETO?
  • ¿Hay ACTIVIDAD o PASIVIDAD en el SUJETO que conoce?
  • ¿Hasta dónde llega –en el caso de existir– su ACTIVIDAD?
  • ¿Qué es lo que en realidad conocemos?
  • ¿Algo que el SUJETO «encuentra fuera de sí mismo» y hacia lo que se dirige con la intención de aprehenderlo?
  • ¿O, por el contrario, lo conocido –el objeto– es CONSTITUÍDO, CONSTRUIDO, por el mismo SUJETO?
a) El REALISMO:

Todas las formas de realismo coinciden en sostener que en el conocimiento el objeto no es «constituído» por el sujeto ni tampoco «altera­do» por él. Lo que conocemos son COSAS («res» en latín) que existen fuera e independientemente del sujeto que las conoce: a esas cosas las conocemos tal como ellas son. El objeto es lo que es y sigue siéndo­lo, independientemente de que lo conozcamos o no. Desde la pers­pectiva REALISTA, «conocer» es «descubrir», «develar» los objetos, asimilando su esencia, sus caracteres y determinaciones. Existe un mundo de objetos y el sujeto se empeña en descubrirlos: en ello reside el co­nocimiento.
Existen varios tipos de «realismo» (ingenuo, crítico, moderado, etc.). Se considera a ARISTÓTELES y TOMÁS DE AQUINO como sus representantes clásicos.

b) IDEALISMO:

En esta forma de entender el conocimiento el papel predominante no lo tiene el objeto, sino el SUJETO: el ob­jeto no es descubierto, sino constituido, construido por el SUJETO. En sus formas extremas, el idealismo sostiene que el conocimiento es una actividad en que el sujeto «crea» su propio objeto. El objeto no tiene una existencia independiente, sino que se constituye, ad­quiere entidad, aparece por la presencia y la actividad del sujeto que conoce. El conocimiento no es un simple recibir o aprehender al objeto es una actividad en que -por la acción del sujeto- el objeto adquiere su verdadera naturaleza.
También son variadas las formas de idealismos, pero debemos des­tacar el llamado IDEALISMO TRASCENDENTAL del filósofo alemán Emmanuel Kant. Para KANT la actividad del sujeto es fundamental en el acto de conocer, porque en él ope­ran diversos «ordenadores» que son los encargados de «organizar» la materia del conocimiento (= las formas a priori de la sensibilidad y las formas a priori del entendimiento). Pero para que tales órga­nos funcionen es necesario que el material del conocimiento –los datos sensoriales– nos sea dado. Los objetos nos entregan los «fenómenos», es decir, aquello que se nos aparece en el principio de nuestro conocimiento. La ac­tividad del sujeto es fundamental porque sólo él puede «organizar» la serie de fenómenos para constituir al objeto, para llegar a un ade­cuado conocimiento de él.

Fragmento adaptado (Fuente:  "Filosofía, Historia, Problemas, Vida" de Jorge Eduardo Noro, Ed. Didascalia, Rosario, 2012.)

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