VIII) LA POSIBILIDAD DEL CONOCIMIENTO
Hemos visto que el conocimiento significa una
correlación entre un sujeto y un objeto que entran en contacto mutuo: el sujeto
aprehende el objeto; el objeto determina al sujeto.
Frente a ello, lo primero que cabe preguntar desde
la filosofía es si esta concepción es justa, si tiene lugar realmente este
contacto entre el sujeto y el objeto.
- ¿Puede el sujeto aprehender realmente al objeto?
- ¿Es posible el conocimiento?
- ¿Es posible el conocimiento infaliblemente «cierto»?
Estas preguntas vinculadas a la «posibilidad»
misma del conocer han suscitado diversas respuestas a lo largo de la historia
del pensamiento filosófico:
a) DOGMATISMO:
Para la posición gnoseológica que históricamente
se ha conocido con el nombre de dogmatismo, el conocimiento humano es un «hecho»
no una «posibilidad». El hombre conoce y todo lo que podemos preguntarnos
acerca de ese conocimiento es en qué
consiste y cuáles son sus alcances y su valor. Conocemos y eso prueba que podemos
conocer.
«Dogmatismo» es lo opuesto a «escepticismo» y
consiste en la confianza indubitable frente a la posibilidad de conocer. Se
considera también «dogmático» al filósofo que sin haber reflexionado sobre el
conocimiento, da por supuesto que este es posible y sin limitación alguna. En
realidad el calificativo de dogmático no es acuñado por sus representantes
sino, por los escépticos para designar a aquellos que no se han detenido a
investigar la posibilidad del conocer.
Ampliando el alcance del término, podemos
señalar que el «dogmatismo» es la confianza en los principios y en las
verdades que se postulan dentro de un sistema filosófico. Es por ello que
cualquier filósofo que haya elaborado un «sistema» (un conjunto de verdades)
puede ser considerado –en este sentido– «dogmático». Sin embargo el dogmatismo
gnoseológico tiene un alcance más restringido.
b) ESCEPTICISMO
Es la actitud crítica que niega, en general,
la posibilidad del conocimiento. El término «escepticismo» significa “mirar
cuidadosamente”, “vigilar”, “examinar atentamente”. Asume diversas formas u
orientaciones:
- se limita a dudar de la posibilidad del conocimiento.
- duda de la posibilidad de demostrar la verdad del conocimiento.
- no hay ningún saber firme, ni puede encontrarse nunca ninguna opinión absolutamente segura.
El escepticismo total es imposible: puedo
dudar de todo, pero no puedo dudar de lo que dudo ni de mi existencia mientras
ejerzo el acto de dudar a través de mi pensamiento. Si dudo, pienso; si dudo,
soy.
Hay un escepticismo, sin embargo, que recurre
a la duda como método para encontrar
el punto de partida indudable que permita construir un conocimiento seguro y un
verdadero sistema de verdades. Tendencias escépticas se observan en toda la
historia.
IX) ESENCIA DEL CONOCIMIENTO:
Aunque la descripción fenomenológica del
conocimiento nos ha mostrado la correlación «sujeto/objeto», cabe preguntarse
si lo afirmado es lo justo.
- ¿No es, en realidad, el SUJETO el que en el acto de conocer DETERMINA al OBJETO?
- ¿O ocurre en verdad como afirmamos precedentemente que es el OBJETO el que DETERMINA al SUJETO?
- ¿Hay ACTIVIDAD o PASIVIDAD en el SUJETO que conoce?
- ¿Hasta dónde llega –en el caso de existir– su ACTIVIDAD?
- ¿Qué es lo que en realidad conocemos?
- ¿Algo que el SUJETO «encuentra fuera de sí mismo» y hacia lo que se dirige con la intención de aprehenderlo?
- ¿O, por el contrario, lo conocido –el objeto– es CONSTITUÍDO, CONSTRUIDO, por el mismo SUJETO?
a) El REALISMO:
Todas
las formas de realismo coinciden en sostener que en el conocimiento el objeto no
es «constituído» por el sujeto ni tampoco «alterado» por él. Lo que conocemos
son COSAS («res» en latín) que existen fuera e independientemente del sujeto
que las conoce: a esas cosas las conocemos tal como ellas son. El objeto es lo
que es y sigue siéndolo, independientemente de que lo conozcamos o no. Desde
la perspectiva REALISTA, «conocer» es «descubrir», «develar» los objetos,
asimilando su esencia, sus caracteres y determinaciones. Existe un mundo de
objetos y el sujeto se empeña en descubrirlos: en ello reside el conocimiento.
Existen
varios tipos de «realismo» (ingenuo, crítico, moderado, etc.). Se considera a
ARISTÓTELES y TOMÁS DE AQUINO como sus representantes clásicos.
b) IDEALISMO:
En esta
forma de entender el conocimiento el papel predominante no lo tiene el objeto,
sino el SUJETO: el objeto no es descubierto, sino constituido, construido por
el SUJETO. En sus formas extremas, el idealismo sostiene que el conocimiento es
una actividad en que el sujeto «crea» su propio objeto. El objeto no tiene una
existencia independiente, sino que se constituye, adquiere entidad, aparece
por la presencia y la actividad del sujeto que conoce. El conocimiento no es un
simple recibir o aprehender al objeto es una actividad en que -por la acción
del sujeto- el objeto adquiere su verdadera naturaleza.
También
son variadas las formas de idealismos, pero debemos destacar el llamado IDEALISMO
TRASCENDENTAL del filósofo alemán Emmanuel Kant. Para KANT la actividad del
sujeto es fundamental en el acto de conocer, porque en él operan diversos «ordenadores»
que son los encargados de «organizar» la materia del conocimiento (= las formas
a priori de la sensibilidad y las formas a priori del entendimiento). Pero para
que tales órganos funcionen es necesario que el material del conocimiento –los
datos sensoriales– nos sea dado. Los objetos nos entregan los «fenómenos», es
decir, aquello que se nos aparece en el principio de nuestro conocimiento. La
actividad del sujeto es fundamental porque sólo él puede «organizar» la serie
de fenómenos para constituir al objeto, para llegar a un adecuado conocimiento
de él.
Fragmento adaptado (Fuente: "Filosofía, Historia, Problemas, Vida" de Jorge Eduardo Noro, Ed. Didascalia, Rosario, 2012.)
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