Etimologicamente Filosofía significa: amor a la sabiduría.
La noción de «amor» está tomada aquí en el sentido de «tendencia», de un impulso que nos mueve a la conquista de algo que nuestra inteligencia vislumbra como valioso; el amor es el «resorte» de toda búsqueda humana.
Sabiduría: procede del griego sophia. La sabiduría para los griegos era un «saber superior» en relación al ser y al sentido de las cosas. En este sentido, Aristóteles sostiene que «la posesión de la sabiduría es algo más que humano de forma tal que solo Dios puede gozar de este privilegio».
El término sophia, se traduce al Latín por sapientia, que es un sustantivo que procede del verbo sapere. Sapere significa en Latín: tener «buen gusto» (saber «gustar» algo), ser «buen conocedor», «juzgar acertadamente» en cualquier dominio. Como se ve, aquí el concepto –aun conservando la particularidad de ser un «saber superior»– exige en el hombre que lo posee una cierta aptitud para «gustar» lo aprendido y encontrar en ello su felicidad y su gozo.
Según una tradición registrada por Cicerón fue Pitágoras de Samos quien inventó el término «Filosofía» con el propósito de diferenciarse de los primeros grandes pensadores griegos que fueron llamados por la tradición «sabios». Pitágoras, por modestia, solo quiso llamarse amigo o amante de la sabiduría.
Definición esencial:
“Ciencia de la totalidad de las cosas por sus causas o principios más profundas adquirida por la luz natural de la razón”
Ciencia:
Muchos de nuestros conocimientos no son científicos sino producto de la experiencia cotidiana. El navegante que conoce la periodicidad de las mareas por estar habituado a observarlas no posee un conocimiento científico de las mismas. En contraposición, quien conoce las mareas en razón de la atracción lunar posee un conocimiento científico de las mismas. En un sentido amplio puede decirse entonces que la ciencia es un conocimiento de las cosas por sus «leyes» y «causas». Sin embargo, para hablar de la posesión de una ciencia, es preciso poseer un conjunto ordenado y sistemático de conocimientos causales acerca de una determinada realidad. El conocimiento científico se opone a la posesión de conocimientos de forma fragmentada.
De la totalidad de las cosas:
En un aspecto, la Filosofía se distingue de las ciencias particulares en que no recorta un sector de la realidad para hacerlo objeto de su estudio. De esta visión de la totalidad sólo se hace cargo la filosofía.
Por sus razones más profundas:
Lo dicho anteriormente podría hacernos creer que la filosofía –dedicada como disciplina al estudio de todas las cosas‒ no se distingue en nada del saber aportado por el ‘conjunto’ de las ciencias particulares (la enciclopedia).
Así, para diferenciar a la filosofía de la enciclopedia debemos presentar la distinción entre ‘objeto material’ y ‘objeto formal’ de una ciencia.
«Objeto material» es aquello sobre lo que trata una determinada ciencia, es decir la realidad material que hace objeto de su estudio (En este sentido, el objeto material de la filosofía (todas las cosas) coincide con el de la enciclopedia).
Se denomina «Objeto formal» al particular «punto de vista» desde el cual una ciencia estudia su objeto. Por ejemplo, la Geología y la Geografía tienen un mismo objeto material (la tierra) pero distinto objeto formal, pues mientras la Geología estudia la composición de las capas terrestres, a la Geografía le interesa la composición exterior de la tierra.
Las llamadas «ciencias particulares» estudian una porción de la realidad; ellas se aplican al estudio de las «causas próximas» de los sucesos explicando sus regularidades por medio de «leyes» generalmente expresadas en lenguaje formal.
En cambio, la filosofía busca conocer la totalidad de la realidad en sus principios constitutivos más profundos.
A su vez, cada ciencia particular parte de unos postulados o axiomas que no demuestra y ateniéndose a ellos estudia su objeto. En contraposición, la Filosofía procura ser un saber «sin supuestos» que intenta llegar a obtener una coherente visión del universo en sus principios más íntimos.
Adquirida por la luz natural de la razón:
Cabría todavía confundir a la Filosofía con otra ciencia que también estudia la realidad en su conjunto por sus principios más profundos, otra ciencia que también procura estudiar la cuestión del origen y del sentido más íntimo de todas las cosas. Se trata de la Teología revelada. La llamada Teología sobrenatural obtiene sus conocimientos a partir de lo que, según se cree, Dios reveló en los libros sagrados. En cambio, la filosofía busca conocer la realidad con la sola fuerza de la razón, rechazando la posibilidad de imponer un conocimiento como verdadero por la apelación a la supuesta autoridad de quien lo afirma.
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